Milton Iván Peralta
El Volcán/Guzmán
“Andamos atrás de los grafittis pintándolos de blanco o echándole tiner para
tratar de que se borren, pero al día siguiente ya está de nuevo pintado, se
meten los chavos a fumar, pistear, quiebran vidrios, rayan, destruyen las
tumbas, uno se acerca y a veces se retiran, pero en otras nomás sacan las
navajas, ¿qué hace uno? Pos nos retiramos, y si llamamos a la policía los
muchachos corren brincan la barda y desaparecen”, así funcionan el vandalismo
dentro del panteón municipal “Miguel Hidalgo”, en Ciudad Guzmán.
Tras varias denuncias realizadas, este medio se dio a la tarea de visitar el
panteón municipal “Miguel Hidalgo”, sobre que se encuentra grafiteado, tumbas
destruidas o abiertas, entre otros daños más, tras varios días de visitas, de
observación y de pláticas con la gente vimos el asunto del vandalismo, jóvenes
menores de edad que se meten a cualquier hora del día a fumar y beber, sin que
los mismos trabajadores puedan hacer algo. Además de los inmigrantes que han
agarrado parte de los mausoleos como cama cada noche “nomás los vemos en la
mañana que agarran sus cosas y se van”.
Moisés Guzmán Bernardo, el administrador del cementerio municipal, “fui
administrador del panteón hace 25 años, te puedo asegurar no hay punto de
comparación entre aquel tiempo a este, en aquel tiempo había animales pastando
aquí adentro, no estaba bardeado, había áreas de reserva que ya están ocupados,
había sembradíos, los muchachos jugaban futbol alrededor, pero no había
problemas de vandalismo”.
Pero el tiempo ha pasado y toda la ciudad ha crecido, “ahora los muchachos nos
han estado causando un gran problema de vandalismo, son vecinos de las colonias
aledañas, lo han tomado como centro de reunión el panteón, sobre todo después
de la hora del cierre, y nos han dejado el panteón pintado de grafitti, vidrios
rotos que va en perjuicio de los propietarios, ellos nos reclaman de qué esta
pasando, no hay seguridad, tienen toda la razón”, pero Moisés Guzmán dice
que estado trabajando en pintar y
reparar daños, sobre todo ahora que viene la festividad del Día de Muertos varios
departamentos han ayudado, hasta el momento dice, se ha borrado el 80% del
grafitti, pero no se sabe por cuánto tiempo quedará limpio. Pero hay cosas que
no han podido reponer, “como los vidrios no los hemos podido cambiar, pero se
ha trabajado fuerte y lo tenemos lo mejor posible”.
Los muchachos para entrar al cementerio se brincan las bardas, “las bardas
circulares no son muy altas, y se brincan por ahí”, pero parece que la solución
está por ahí y parece sencillo, hacer más alta las bardas o poner malla para
complicar el brinco, pero como siempre hay un problema: el presupuesto. “Queremos
proponerlo para el siguiente año, a ver si se puede incluir dentro del
presupuesto del año que entra”, pero son mil 600 metros lineales de barda, que
cubren 10 hectáreas de terreno con ocho empleados entre administrativos y de
campo que trabajan siete días a la semana, las bardas no miden más de dos
metros de altura.
Otra de las críticas fue que no se encontraba en buen estado por el zacate
alto, basura, entre lo demás “para ser sincero se nos fue de las manos esta
temporada de lluvias el crecimiento del zacate, cortábamos de un lado cuando
por otro ya estaba crecido, además de problemas del personal en cuanto
incapacidades, se nos disminuyó la plantilla laboral”, declara Moisés Guzmán
Bernardo.
Pero el gran problema sigue siendo el vandalismo, el cementerio municipal es
muy grande y son pocos los empleados, hay tres entradas las cuales todas son
complicadas de cuidar, “los muchachos del grafiti se equivocaron al usar este
lugar para manifestarse, habrá lugares que perjudiquen menos, pero aquí se
equivocaron, recapaciten y dejen de estar dañando las tumbas”, declara el
administrador.
Pero los daños a las tumbas son diferentes, hay quienes invierten hasta $20 mil
pesos en una tumba y estos muchachos llegan, los destruyen, en nuestros
recorridos observamos que algunas tumbas, sobre todo las más grandes han
tumbado la puerta o las dejan abiertas y se meten a fumar y a tomar adentro de
las capillas, las cuales hay rastros de cigarros, cerillos, bachichas y
botellas de plásticos, pero como dicen los trabajadores “somos pocos para
cuidarlos, además nosotros ya estamos grandes y ellos son chavitos de 16 años, son
varios, es difícil arriesgarse a enfrentarse a ellos, más porque a veces andan
hasta drogados y traen navajas”.
“Pedimos a los muchachos que ahorita tienen esa inquietud de grafitear, pero
algún día van a saber lo que cuestan las cosas y que es malo que alguien llegue
y destruya lo que con tanto trabajo construiste”, dijo Moisés Guzmán Bernardo.
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