martes, 15 de noviembre de 2016

El líder debe reconocer primero sus debilidades



Samuel Gómez Patiño


En los estudios de Hawthorne realizados por Elton Mayo, el autor llegaba a la conclusión que las empresas se formaban de grupos formales e informales; los formales designados y por tanto reconocidos por las autoridades de la organización, en cambio los grupos informales coexistentes en la empresa pero sin el reconocimiento tácito y sin poder oficial, y sin embargo algunos de ellos con la suficiente fuerza para desestabilizar una empresa o si se sabe canalizar su influencia, en un grupo valioso para cumplir con las metas trazadas por los jefes.



Las circunstancias por las que se forman los grupos informales pueden ser muy variadas, a veces muy simples y otras veces complejas; pero el común denominador que los une es que siguen a un líder. Las organizaciones se estructuran de acuerdo a sus objetivos y necesidades, formando una red de colaboración con las líneas de autoridad definidas en sus organigramas y manuales de organización, con los perfiles deseados según las responsabilidades designadas determinando habilidades y conocimientos según los puestos, lo mismo en una pequeña o en una grande empresa. Así los empresarios designan a su personal que encaja en sus planes de trabajo.

Muchas personas piensan que se nace con las cualidades de líder, que tenemos habilidades innatas que nos van a encumbrar a dirigir en una empresa, sociedad o por lo menos en nuestra familia, en lo personal difiero, si bien reconozco que es más fácil para algunos que desde pequeños manifiestan ciertos rasgos en los que se apoyan para lograr sus propósitos creo fervientemente que todos podemos mejorar nuestras circunstancias para convertirnos en el líder que deseamos.

En este espacio hemos platicado de grandes líderes contemporáneos como José “Pepe” Mujica, Walt Disney y Van France, entre otros; pero hoy quiero reflexionar sobre las cualidades que debe tener un líder. Cuando nos hemos estado preparando con una educación universitaria o por lo menos técnica, nos estamos poniendo en el aparador para que nos den la oportunidad de dirigir grupos de trabajo, esto gracias a nuestros conocimientos teóricos en la materia, le agregamos experiencia que adquirimos en los diversos trabajos y nos da mayor fortaleza, ahora se desea que dirijan personas con los valores necesarios para el buen desarrollo de nuestra labor, algo que debimos haber aprendido desde nuestra casa, como la honestidad, la responsabilidad y el respeto, en fin podemos enumerar tantas aspectos de un líder que no terminaríamos esta columna.

Hoy te quiero invitar a realizar una introspección personal, saca una hoja en blanco (o de rayas) y enumera no tus cualidades, sino tus debilidades. Me parece que cualquier persona que quiere destacar, lo primero que debe detallar es lo que le falta para ello. Hace poco leía esta reflexión en el Facebook: “Empezaba temprano y terminaba tarde, día tras día, año tras año. Me tomo 17 años y 114 días convertirme en un éxito repentino”, dijo Lionel Messi. No creo en la suerte, me parece que debemos estar preparados para cuando la oportunidad se aparece, aun así, alguien pensara que tuviste mucha suerte.

Cuando estaba a punto de terminar mi carrera profesional me encontré con un pequeño problema que no había necesitado resolver. Aunque muchos no me lo crean (incluyo a mis alumnos) soy una persona demasiado tímida, temeroso del que dirán y que en mi juventud me causo algunos problemas perdiendo oportunidades personales, de negocios y hasta deportivas. Me asignaron el jurado de mi examen profesional, algo natural en esa época para obtener el título de una carrera universitaria, algo en desuso actualmente, debido a las certificaciones de las universidades y me parece para cuidar los indicadores de egresados titulados. Pero el presentar mi examen profesional no era el problema. Uno de los jurados, que también había sido mi maestro, había prometido encargarse de evitar que pudiera terminar mi carrera (a decir verdad, la amenaza era junto a otros 3 compañeros, pero sólo a mí me toco en el examen). Así que decidí que, si el maestro quería evitar que obtuviera mi título profesional, tendría que hacerlo, pero de manera pública, por lo que al contrario de la mayoría de mis compañeros que solicitaron que el examen se les aplicara de manera privada, o sea sin público y solo con los tres sinodales, yo lo pedí abierto con mis tres sinodales y la comunidad universitaria y externa interesada en presenciar un examen profesional. Aquí si estaba el problema, ni siquiera podía parame enfrente de mi grupo para exponer y ahora me iba a presentar en la sala audiovisual.
La próxima semana, ¿Cómo vencer tus debilidades?


Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño

*Vicepresidente Educativo del Club Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja California


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