Samuel Gómez Patiño
En los estudios de Hawthorne
realizados por Elton Mayo, el autor llegaba a la conclusión que las empresas se
formaban de grupos formales e informales; los formales designados y por tanto
reconocidos por las autoridades de la organización, en cambio los grupos
informales coexistentes en la empresa pero sin el reconocimiento tácito y sin
poder oficial, y sin embargo algunos de ellos con la suficiente fuerza para
desestabilizar una empresa o si se sabe canalizar su influencia, en un grupo
valioso para cumplir con las metas trazadas por los jefes.
Las circunstancias por las que se
forman los grupos informales pueden ser muy variadas, a veces muy simples y otras
veces complejas; pero el común denominador que los une es que siguen a un
líder. Las organizaciones se estructuran de acuerdo a sus objetivos y
necesidades, formando una red de colaboración con las líneas de autoridad
definidas en sus organigramas y manuales de organización, con los perfiles
deseados según las responsabilidades designadas determinando habilidades y
conocimientos según los puestos, lo mismo en una pequeña o en una grande
empresa. Así los empresarios designan a su personal que encaja en sus planes de
trabajo.
Muchas personas piensan que se nace
con las cualidades de líder, que tenemos habilidades innatas que nos van a
encumbrar a dirigir en una empresa, sociedad o por lo menos en nuestra familia,
en lo personal difiero, si bien reconozco que es más fácil para algunos que
desde pequeños manifiestan ciertos rasgos en los que se apoyan para lograr sus
propósitos creo fervientemente que todos podemos mejorar nuestras
circunstancias para convertirnos en el líder que deseamos.
En este espacio hemos platicado de
grandes líderes contemporáneos como José “Pepe” Mujica, Walt Disney y Van
France, entre otros; pero hoy quiero reflexionar sobre las cualidades que debe
tener un líder. Cuando nos hemos estado preparando con una educación
universitaria o por lo menos técnica, nos estamos poniendo en el aparador para
que nos den la oportunidad de dirigir grupos de trabajo, esto gracias a
nuestros conocimientos teóricos en la materia, le agregamos experiencia que
adquirimos en los diversos trabajos y nos da mayor fortaleza, ahora se desea
que dirijan personas con los valores necesarios para el buen desarrollo de
nuestra labor, algo que debimos haber aprendido desde nuestra casa, como la
honestidad, la responsabilidad y el respeto, en fin podemos enumerar tantas aspectos
de un líder que no terminaríamos esta columna.
Hoy te quiero invitar a realizar
una introspección personal, saca una hoja en blanco (o de rayas) y enumera no
tus cualidades, sino tus debilidades. Me parece que cualquier persona que
quiere destacar, lo primero que debe detallar es lo que le falta para ello.
Hace poco leía esta reflexión en el Facebook: “Empezaba temprano y terminaba
tarde, día tras día, año tras año. Me tomo 17 años y 114 días convertirme en un
éxito repentino”, dijo Lionel Messi. No creo en la suerte, me parece que
debemos estar preparados para cuando la oportunidad se aparece, aun así,
alguien pensara que tuviste mucha suerte.
Cuando estaba a punto de terminar
mi carrera profesional me encontré con un pequeño problema que no había
necesitado resolver. Aunque muchos no me lo crean (incluyo a mis alumnos) soy
una persona demasiado tímida, temeroso del que dirán y que en mi juventud me
causo algunos problemas perdiendo oportunidades personales, de negocios y hasta
deportivas. Me asignaron el jurado de mi examen profesional, algo natural en
esa época para obtener el título de una carrera universitaria, algo en desuso
actualmente, debido a las certificaciones de las universidades y me parece para
cuidar los indicadores de egresados titulados. Pero el presentar mi examen
profesional no era el problema. Uno de los jurados, que también había sido mi
maestro, había prometido encargarse de evitar que pudiera terminar mi carrera
(a decir verdad, la amenaza era junto a otros 3 compañeros, pero sólo a mí me
toco en el examen). Así que decidí que, si el maestro quería evitar que
obtuviera mi título profesional, tendría que hacerlo, pero de manera pública,
por lo que al contrario de la mayoría de mis compañeros que solicitaron que el
examen se les aplicara de manera privada, o sea sin público y solo con los tres
sinodales, yo lo pedí abierto con mis tres sinodales y la comunidad
universitaria y externa interesada en presenciar un examen profesional. Aquí si
estaba el problema, ni siquiera podía parame enfrente de mi grupo para exponer
y ahora me iba a presentar en la sala audiovisual.
La próxima semana, ¿Cómo vencer tus
debilidades?
Me gustaría leer tú opinión, puedes
escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño
*Vicepresidente Educativo del Club
Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en
Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de
Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja
California
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