Noé Guadalupe Rodríguez
Desde la época prehispánica en México, los indígenas han rendido culto a la
muerte y la han concebido como una dualidad de vida, parte del ciclo de la
naturaleza.
Al
llegar los conquistadores, el culto a la muerte se fusionó con la religión
católica, dando origen a la tradición del Día de Muertos durante el 1 para
amanecer el día 2 de noviembre de cada año. coincidiendo con la celebración
católica del Día de los Fieles Difuntos. En estas fechas los mexicanos
celebramos a nuestros muertos acudiendo a los panteones para adornarlos con
flores, y en nuestros hogares colocamos altares, para que las almas queridas
abandonen el más allá y vaguen unos cuantos días por el mundo, visitando a su
familia, su casa y amigos.
El altar
de Muertos contiene varios elementos entre lo que destaca: alimentos,
veladoras, incienso, licor, flores, fotografías, música y objetos personales
del difunto; ofrendas que se preparan con respeto por los familiares para
recordar a los que se han ido. Calaveras de dulce, pan de muerto, dibujos que
se burlan de la muerte; versos que ridiculizan a personajes vivos de las artes,
la ciencia o la política son parte de esta tradición y hacen referencia al
célebre dicho popular: “el muerto al pozo y el vivo al gozo”.
La
Festividad y Tradiciones de Vida y Muerte, tiene como fin lograr la
participación activa de la sociedad, ya que participan las familias en el
interior de su hogar, así como de instituciones públicas y del privado, en la
que se integra la diversidad cultural en la celebración del Día de Muertos, a
través de la recuperación de prácticas étnicas tradicionales y contemporáneas,
alusivas a esta milenaria tradición mexicana. Aunque se ve primariamente como
una festividad mexicana, también se celebra en muchas comunidades de los
Estados Unidos donde existe una gran población México-americana, y en una menor
medida también se celebra en algunas partes de Latinoamérica.
A pesar
de ser un tema morboso, esta festividad se celebra alegremente, y aunque ocurre
en fechas cercanas al Día de Todos Los Santos, y al Día de todas las Almas, en
lugar de sentirse temerosos de espíritus malévolos, el humor en el día de los
muertos es mucho más relajado, pero honrando las vidas de los difuntos, los
mexicanos tenemos muy buen humor, ya que nos reímos hasta de la muerte, si nos
reímos llamándola huesuda, la calaca tilica y flaca, La Parka, la Calavera, La
Catrina, el Catrín entre otras, unas en son de burla, otras en son de respeto,
pero todas con el humor que nos caracteriza a los mexicanos los siempre alegres
y optimistas.
Los
orígenes de la celebración del Día de Muertos en México, pueden ser trazados
hasta la época de los indígenas de Mesoamérica, tales como los Aztecas, Mayas,
Purepechas, Nahuas y Totonacas, como anteriormente se mencionó, ya que los
rituales que celebran las vidas de los ancestros se realizaron por estas
civilizaciones por lo menos durante los últimos 3,000 años. En la era
prehispánica era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y
mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.
El
festival que se convirtió en el Día de Muertos cayó en el noveno el mes del
calendario solar azteca, cerca del inicio de agosto, y era celebrado durante un
mes completo. Las festividades eran presididas por el dios Mictecacihuatl,
conocido como la "Dama de la muerte" (actualmente se podría decir que
corresponde con "la Catrina"). Las festividades eran dedicadas a la
celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos.
Cuando
los conquistadores españoles llegaron a América en el siglo XV, ellos
estuvieron aterrados por las practicas paganas de los indígenas, y en un
intento de convertir a los nativos americanos al catolicismo movieron el
festival hacia fechas en el inicio de noviembre para que coincidiesen con las
festividades católicas del Día de todos los Santos y Todas las Almas. El Día de
Todos los Santos es un día después de Halloween, donde este último fue también
un ritual pagano de Samhain, el día céltico del banquete de los muertos. Los
españoles combinaron las costumbres de católicas con el festival similar
mesoamericano, creando de este modo el Día de Muertos.
Cercana
a esta celebración se encuentra el Día de Todos Los Santos, Día de Todos Los
Santos, fiesta religiosa que se celebra en muchos países de tradición
cristiana. En los países de tradición católica, se celebra el 1 de noviembre;
mientras que en la Iglesia Ortodoxa se celebra el primer domingo después del
Pentecostés. En ella se veneran a todos los santos que no tienen una fiesta
propia en el calendario eclesial. Por tradición es un día feriado no laborable.
Existen
versiones que señalan que esta fecha fue establecida como una respuesta ante la
celebración pagana del 31 de octubre. Pero estas versiones no resultan muy
sólidas por cuanto la celebración del "Halloween" o "día de las
brujas" es una festividad arraigada en los Estados Unidos de América. En
España, dentro de la tradición católica se realiza una visita donde yacen los
seres queridos. En México se hacen ofrendas para agasajar a los fallecidos y
celebrar esos dos días, que se quitan el día 2 por la noche, pudiéndose
consumir en ese momento.
Se cree
que las almas de niños regresan día primero de noviembre, y las almas de los
adultos regresan en día 2 de noviembre. Uno de los símbolos comunes del día de
muertos son las calacas; son cráneos que los celebrantes representan con máscaras.
Las calaveras de dulce, tienen inscritos los nombres de los difuntos (o en
algunos casos de personas vivas en forma de bromas) en la frente, son
consumidas por parientes o amigos. Otros platillos especiales del Día de
Muertos incluyen al Pan de Muertos, un panecillo dulce hecho a base de huevo
que se hornea en diferentes figuras, desde simples formas redondas, hasta
cráneos.
Otra
importante actividad que toma esta celebración son las famosas litografías (también
llamadas frecuentemente “calaveras”), que constan de versos donde la Catrina
(la muerte) bromea con personajes de la vida real, haciendo alusión sobre alguna
característica peculiar de la persona en cuestión, y finalizando con frases
donde se expone que se lo llevara a la tumba. En la actualidad es común ver
litografías en los principales diarios de México, donde se hacen parodias de
personajes políticos junto con la catrina en fechas cercanas al 2 de noviembre.
Los
planes para la celebración se hacen en el transcurso del año, incluyendo el
acopio de las ofrendas que serán expuestas para los muertos. Durante el período
del 1 al 2 de noviembre las familias normalmente limpian y decoran las tumbas
con coloridas coronas de flores (de rosas, girasoles, etc.), las cuales se cree
atraen las almas de los muertos. En el caso de que no se pueda visitar la tumba
(ya sea porque ya no existe la tumba del difunto, o porque la familia está muy
lejos para ir a visitarla) también se elaboran detallados altares en las casas,
donde se ponen las ofrendas, que pueden ser platillos de comida, el pan de
muertos, vasos de agua, mezcal, tequila, pulque o atole, e incluso juguetes
para las almas de los niños. Todo esto se coloca junto a retratos de los
difuntos rodeados de veladoras. Altares de muertos de tres niveles: estos
representan el cielo, la tierra y el inframundo. Debido a la introducción de
ideologías de las religiones europeas, cambiando su significado a dos posibles
opciones: pudiendo representar la tierra, el purgatorio y el reino de los
cielos, o bien, los elementos de la Santísima Trinidad, según la tradición
católica.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario