José
Luis Vivar
Las
películas sobre escritores -ficticias o no-, abundan en la historia de la
cinematografía universal, sin embargo, pocas veces se toca en la pantalla la
figura del editor literario. Pese a su importancia, la verdad es que son muy
escasas, tal vez porque su labor no sea tan del todo conocida, o porque al
igual que los llamados escritores fantasmas –amanuenses que realmente hacen los
libros de artistas y políticos-, pasan desapercibidos.
El
Editor de Libros (Michael Grandage, 2016), se sitúa en Nueva York, arranca en 1929,
y trata sobre la vida de Max Perkins (Colin Firth), editor de la firma Scribner
e Hijos, donde tenía grandes escritores como Ernest Hemingway (Dominic West) y F
Scott Fitzgerald (Guy Pierce), y cuya fama empezaba a extenderse más allá de las
fronteras. Aunque en la película la participación de ambos autores es superficial,
no ahonda en esa relación que permitió éxitos literarios como Adiós a las Armas
y ¿Por quién Doblan las Campanas? De Hemingway; o A Este Lado del Paraíso y El
Gran Gatsby de Fitzgerald.
La
cinta básicamente se centra en la relación de Perkins con el escritor Thomas
Wolfe (Jude Law) quien a los 29 años tiene un éxito editorial con su voluminosa
novela El Ángel que nos Mira, el cual había sido rechazada por otras casas
editoriales.
Más
que una simple coincidencia, el encuentro entre estos dos personajes evoca el
inicio de una relación que se prolongaría por varios años, y que estuvo
caracterizada por momentos dulces y amargos. La conflictiva personalidad de
Wolfe, dependiente de su amante, la explosiva y dominante Aline Brtstein
(Nicole Kidman), contrastaba con el paciente Perkins, quien soportaba desplantes
e insultos porque veía el inmenso talento que había en el escritor
Y
es que la amistad no se limitaba a aspectos literarios dentro y fuera de una
oficina sino que se extendía hasta el hogar del editor. En ese sentido, su Bertha
Perkins (Angela Ashton) hijas veían a Wolfe como un miembro más de su familia,
situación que él disfrutaba por el cariño que le manifestaban. Aunque por
desgracia esto no le impedía ser un rebelde.
Aunque
no se especifican fechas, la batalla entre el editor y el escritor comenzó
cuando el segundo le entregó el manuscrito de El Tiempo y el Río. Una obra
magistral que comprendía muchísimas páginas, y que, a decir de Wolfe, fue
mutilada y demasiado editada para publicarse.
A
pesar de que Perkins se defendió y negó haber cometido tal atrocidad, lo cierto
es que por este incidente el par de amigos no llegó a reconciliarse del todo.
La soberbia del escritor y su mala salud se lo impidieron.
Drama
complejo e interesante es el Editor de Libros, cuyo guión biográfico estuvo a
cargo del dramaturgo John Logan (La Invención de Hugo, Skyfall, Gladiador, El
Aviador) Su estreno pasó sin pena ni gloria, tal vez porque no es una película de
narcos o de súper héroes. Aun así, las actuaciones son muy buenas y la
dirección sobria pero aceptable. Y lo mejor de todo es que resulta ser un
homenaje a quien se encarga de convertir de los simples borradores en
verdaderos libros, en verdaderas joyas literarias: el editor.
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