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martes, 29 de noviembre de 2016

El adviento es un tiempo de “preparación esperanzada”

Noé Guadalupe Rodríguez
 

El domingo 27 de noviembre los católicos comenzamos a vivir un ciclo litúrgico llamado aviento. El adviento es la oportunidad para prepararnos al nacimiento de Cristo, pero no es solo un aspecto histórico (el recordar los pañales, las maderas del pesebre, el pedir posada) sino que la iglesia se prepare para vivir un sacramento de la vida, una preparación a recibir la abundancia de la vida Divina, que el nacimiento del redentor trae consigo al universo. El adviento es un tiempo de deseo, de anhelo, de esperanza, de preparación, de conversión interior, de oración y de esfuerzo sincero en la búsqueda constante de un Cristo vivo y de un evangelio lleno de verdad en cada uno de nosotros, hoy en día en nuestro mundo y nuestro país está cursando por un tiempo difícil, la guerra contra el narcotráfico que hemos visto como esto ha afectado a nuestros hermanos, cuanta destrucción y muerte, enfermedades, pánico y que también nos está afectando a nosotros los que no tenemos ninguna responsabilidad por estas guerras, el desempleo ha aumentado en el país, por otro parte el recorte del personal en la empresas norteamericanas, ha venido afectando las estabilidad económica de nuestras familias, nos hemos visto afectado el turismo porque se promueve un México inseguro y sobre todo la incertidumbre, vemos como está aumentando la violencia día a día en los medios de comunicación masiva como lo son los pericos, radio y televisión.




Pero el adviento es un tiempo de “preparación esperanzada” más allá de una propaganda comercial, como un buen pretexto para el consumismo. Los jóvenes como miembros de la Iglesia somos invitados a renovar cada año la alegría de que Jesús el hijo de Dios se hizo hombre,y que en su nacimiento humilde nos va enseñando cual es la misión al ser hijos del Dios nuestro. Es también un tiempo para recordar el sentido profundo de la encarnación del hijo de Dios, que elige hacerse uno de nosotros y nacer en medio de los pobres, dejando a un lado el dinero, el poder y el placer. Consagremos este tiempo santo y este recorrido por en el cual curso José y María para darle cumplimiento a lo dicho por los profetas.

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 24,37-44. nos dice: en aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.

En los días antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».

El santo evangelio según Mateo nos dice que nos invita a velar y estar preparados, por una parte en una actitud de alerta, de vigilancia, por otra parte actuar, a no entorpecernos para vivir el amor mutuo, Que no se entorpezca nuestra mente, ni nuestro corazón, que no se cierren los ojos para ver lo que va sucediendo en el mundo y sobre todo en nuestro país; recordemos que a Dios lo podemos encontrar vivo, en la Eucaristía cuando participamos con gusto en la santa misa y comulgamos, en la Palabra de Dios Escrita (la Biblia) cuando nos reunimos para escucharla, reflexionarla y ponerla en práctica, también lo podemos encontrar vivo en aquellos que buscan y luchan por un mundo más justo y más humano, cuando unidos buscamos la solución a nuestros problemas (Mt. 18,15-20), y en los acontecimientos de nuestra vida, en lo bueno en la malo, en la salud y en la enfermedad, alegrías y tristezas, en la vida y en la muerte, en las necesidades de nuestros hermanos que más sufren por la desigualdad y la injusticia, en los que más pobres, que son los predilectos de Dios (Documento de puebla 1143) en los acontecimientos de la vida diría nos va hablando a Dios, mas nuestro egoísmo no nos permite descubrir lo que nos está pidiendo Dios, luchar por un mundo de paz, ya que solo pensamos en el dinero, el poder y el placer.

Quien ama a Dios encuentra un momento para hablar con él, e ir cumpliendo la misión de bautizados de hacer presente el reino de Dios en este mundo, y los jóvenes ser luz para nuestras familias y no lagrimas para nuestros padres.

Pidamos a Dios que nos ayude quitar el egoísmo en nuestro corazón y darle gracias por todo lo bueno que nos ha dado, y los beneficios que nos tare reflexionar su palabra, lo que podríamos llagar hacer si una hora a la semana nos reunimos a encontrarlo vivo a la luz de su palabra, los beneficios que nos trae reflexionar este tiempo lleno de esperanza, de fraternidad, amor y servicio hacia nuestros hermanos, y que esa esperanza nos haga vivir atentos, para que pueda crecer la justicia y la paz en nuestra comunidad, ya sea colonia, barrio o rancho, vamos a pensar ¿cómo podemos ser signos de esperanza en nuestra casa con nuestros papás, hermanos, amigos, compañeros de trabajo y de nuestra sociedad?, ¿qué podemos hacer nosotros para tratar de ayudar a cambiar una situación desagradable o de tristeza?, y comenzar a tener una nueva esperanza, y un proyecto de vida, ojala si nos podamos reunir una vez a la semana una hora los para seguir reflexionando su palabra en este tiempo de adviento, que es un tiempo de “preparación esperanzada”.


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