Noé Guadalupe Rodríguez
El
domingo 27 de noviembre los católicos comenzamos a vivir un ciclo litúrgico
llamado aviento. El adviento es la oportunidad para prepararnos al nacimiento
de Cristo, pero no es solo un aspecto histórico (el recordar los pañales, las
maderas del pesebre, el pedir posada) sino que la iglesia se prepare para vivir
un sacramento de la vida, una preparación a recibir la abundancia de la vida
Divina, que el nacimiento del redentor trae consigo al universo. El adviento es
un tiempo de deseo, de anhelo, de esperanza, de preparación, de conversión
interior, de oración y de esfuerzo sincero en la búsqueda constante de un
Cristo vivo y de un evangelio lleno de verdad en cada uno de nosotros, hoy en
día en nuestro mundo y nuestro país está cursando por un tiempo difícil, la
guerra contra el narcotráfico que hemos visto como esto ha afectado a nuestros
hermanos, cuanta destrucción y muerte, enfermedades, pánico y que también nos
está afectando a nosotros los que no tenemos ninguna responsabilidad por estas
guerras, el desempleo ha aumentado en el país, por otro parte el recorte del
personal en la empresas norteamericanas, ha venido afectando las estabilidad
económica de nuestras familias, nos hemos visto afectado el turismo porque se
promueve un México inseguro y sobre todo la incertidumbre, vemos como está
aumentando la violencia día a día en los medios de comunicación masiva como lo
son los pericos, radio y televisión.
Pero el
adviento es un tiempo de “preparación esperanzada” más allá de una propaganda
comercial, como un buen pretexto para el consumismo. Los jóvenes como miembros
de la Iglesia somos invitados a renovar cada año la alegría de que Jesús el
hijo de Dios se hizo hombre,y que en su nacimiento humilde nos va enseñando
cual es la misión al ser hijos del Dios nuestro. Es también un tiempo para
recordar el sentido profundo de la encarnación del hijo de Dios, que elige
hacerse uno de nosotros y nacer en medio de los pobres, dejando a un lado el
dinero, el poder y el placer. Consagremos este tiempo santo y este recorrido
por en el cual curso José y María para darle cumplimiento a lo dicho por los
profetas.
Lectura
del santo Evangelio según San Mateo 24,37-44. nos dice: en aquel tiempo, dijo
Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo
de Noé.
En los
días antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las
mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos
lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando
venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán
y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a
otra la dejarán. Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá
vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la
noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en
su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos
penséis viene el Hijo del hombre».
El
santo evangelio según Mateo nos dice que nos invita a velar y estar preparados,
por una parte en una actitud de alerta, de vigilancia, por otra parte actuar, a
no entorpecernos para vivir el amor mutuo, Que no se entorpezca nuestra mente,
ni nuestro corazón, que no se cierren los ojos para ver lo que va sucediendo en
el mundo y sobre todo en nuestro país; recordemos que a Dios lo podemos
encontrar vivo, en la Eucaristía cuando participamos con gusto en la
santa misa y comulgamos, en la Palabra de Dios Escrita (la
Biblia) cuando nos reunimos para escucharla, reflexionarla y ponerla en
práctica, también lo podemos encontrar vivo en aquellos que buscan y
luchan por un mundo más justo y más humano, cuando unidos buscamos la solución
a nuestros problemas (Mt. 18,15-20), y en los acontecimientos de nuestra
vida, en lo bueno en la malo, en la salud y en la enfermedad, alegrías y
tristezas, en la vida y en la muerte, en las necesidades de nuestros
hermanos que más sufren por la desigualdad y la injusticia, en los que más
pobres, que son los predilectos de Dios (Documento de puebla 1143) en
los acontecimientos de la vida diría nos va hablando a Dios, mas nuestro
egoísmo no nos permite descubrir lo que nos está pidiendo Dios, luchar por un
mundo de paz, ya que solo pensamos en el dinero, el poder y el placer.
Quien
ama a Dios encuentra un momento para hablar con él, e ir cumpliendo la misión
de bautizados de hacer presente el reino de Dios en este mundo, y los jóvenes
ser luz para nuestras familias y no lagrimas para nuestros padres.
Pidamos
a Dios que nos ayude quitar el egoísmo en nuestro corazón y darle gracias por
todo lo bueno que nos ha dado, y los beneficios que nos tare reflexionar su palabra,
lo que podríamos llagar hacer si una hora a la semana nos reunimos a
encontrarlo vivo a la luz de su palabra, los beneficios que nos trae
reflexionar este tiempo lleno de esperanza, de fraternidad, amor y servicio
hacia nuestros hermanos, y que esa esperanza nos haga vivir atentos, para que
pueda crecer la justicia y la paz en nuestra comunidad, ya sea colonia, barrio
o rancho, vamos a pensar ¿cómo podemos ser signos de esperanza en nuestra casa
con nuestros papás, hermanos, amigos, compañeros de trabajo y de nuestra
sociedad?, ¿qué podemos hacer nosotros para tratar de ayudar a cambiar una
situación desagradable o de tristeza?, y comenzar a tener una nueva esperanza,
y un proyecto de vida, ojala si nos podamos reunir una vez a la semana una hora
los para seguir reflexionando su palabra en este tiempo de adviento, que
es un tiempo de “preparación esperanzada”.
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